miguel ángel zapata

Los canales de piedra

Vine a Venecia a ver a Marco Polo pero su casa estaba cerrada. El segundo piso lo vi desde una góndola y le tomé una foto a los geranios de su balcón. El agua del canal es de un verde raro, tal vez sea una combinación del tiempo, los vientos, o la tenue luz de sus callejones de piedra. Vivaldi aquella noche estaba dando (como de costumbre) sus clases a las niñas del coro. Corelli fue su invitado de honor. Después de uno de los conciertos del cura rojo nos fuimos a la plaza San Marcos a beber vino en El Florián. Marco me decía que no permaneciera por mucho tiempo en ninguna parte del mundo. El mundo es como la plaza de San Marcos, murmuraba, hay que cruzarla miles de veces para que puedas ver las verdaderas aguas del tiempo. Al otro lado de la plaza está la vida escondida con el vino derramado por la muerte.


Venecia es nuestra solo por esta noche: después hay que abandonarla como a las mujeres de Rialto. Siempre hay algo extraño y hermoso en los geranios púrpuras del Mundo.


Yo solo escribo lo que veo, por eso camino. Sigamos hacia la cumbre para ver los canales desde el cielo de la noche. Después pasemos a la Basílica a poner unas velas a mi madre: ella está viva, tiene la memoria de los ríos. A veces imagino ciudades, como tú, una ciudad dentro de otra, una plaza es mejor que todos los rascacielos del mundo. San Marcos es mi plaza, mi vida, o sea como las alas de las palomas.


Esta noche no daré clases a las niñas del coro en el Hospicio de la Piedad, dijo el cura rojo. Entonces, Marco, veloz como de costumbre nos dijo: naveguemos mejor por los cuatro ríos sagrados esta noche. Busquemos el pecado, pidamos perdón a los cielos por no habernos bebido todo el vino y amado a todas las mujeres de Venecia.


Venecia, 17 de julio, 2007



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El corazón y la piedra


Dos voces, dos palabras en una sola boca (ni la tuya ni la mía): dos corazones se atrapan en medio de la cama y te dejan deliciosamente sin sentido.


Dos violas te dejan bailar con la mujer de vestido rosa que se enciende con las velas y llena de flama tu cuerpo de músico aficionado. Dos corazones de palabras en una sola piedra viéndonos como se nos abre el mundo en una amapola desangrada.




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El puente de Brooklyn


(fragmento)


Hoy día es otro mundo. He caminado delirante por el parque más grande de la ciudad. Vi a Bronzino en el Metropolitano. Goya ya había salido de su pozo profundo, y su perro lo lamía feliz en el Parque Central. Sus dibujos son los trazos recurrentes de esta tarde ciega. Los sueños de su razón producen monstruos caprichosos. Después los árboles me leyeron poemas de Dylan Thomas y Vallejo. Si Vallejo hubiera caminado por estas calles habría tal vez escrito algo sobre la confianza en el anteojo. Hubiese caminado conmigo por estas calles de luna llena, virando en cada museo y desdoblándose en los bares de la noche con ese piano que se va hasta adentro del rio.


Habría ocurrido un relámpago en todos los puentes.




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Ensayo sobre la Rosa


1


Busco siempre rosas raras para mis floreros de barro. Rosas que borren la tinta gris y los colores exagerados del cielo. Rosas que no lloren pero que sientan el vacío de los largos patios de la memoria, las puertas que se han cerrado y esperan una mano para volver a vivir. La lluvia nos moja sin saberlo, y la rosa piensa que tiene voz de oro, no sabe que es sonido de una silaba incolora.


2


Los mirlos le carcomen su pecho colorado y siente un dulce dolor inexplicable. La rosa de la ciudad es distinta a la rosa del campo. Una es mundana y le gusta la noche, los avisos luminosos y la gente que la mira con prisa. La otra es como la tinta verde de los geranios y conoce el cielo como su propia muerte. Por eso tal vez siempre busco rosas raras para mis floreros de arcilla: rosas mas calladas, menos presuntuosas, rosas de bosque o de patio privado.


3


En una época fui repartidor de rosas. Llevaba belleza a las casas. Alegraba los corazones de la gente, y muchas veces vi prenderse las ilusiones tras las puertas y las ventanas. Algunas veces llevé rosas a los cementerios donde la muerte se confundía con la hermosura de la hierba. También traje rosas en floreros de barro, tal vez por eso me atraigan tanto las macetas, los tulipanes y los pistilos de Georgia.


4


Mi madre es una rosa llena de ríos. Hermosa curiosidad su piel: una perfecta combinación de canela con miel, solo comparable con los interminables campos de Chulucanas. Mi madre es una rosa de noventaiseis pétalos bien dispuestos por el algarrobo y el mango. Cada espacio en su lugar: la voz que entona canciones del novecientos y el corazón abierto como una manzana. Es la rosa más bella de mi jardín.


5


En otra época coleccioné una exquisita variedad de rosas. Mis hijas fueron las rosas más bellas de California. Las rosas no caen ni se mueren, en cambio, se levantan como un roble cuando quieren, son el sol y la sombra de cada día: la trenza de las niñas, el sol del ingrato azar.


6


A veces pienso en la rosa de Blake y su gozo carmesí, o en los mares interiores de la rosa de Rilke y sus cámaras ardientes respirando el orificio de una tarde vana. Aquí mi lámpara de hierro no sofoca mis inquietudes, ni la ceniza ni la piedra estropea mi fe. Más allá de todo están las rosas bermejas de Milton y de Borges rozándoles la cara mientras miran un cuadro del Bosco. Después de todo el camino es la piedra o la ceniza.


El florero nos suplica: déjame ver la ceniza, después la rosa.





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Miguel Ángel Zapata (Piura, Perú)


Poeta y ensayista peruano, ha publicado recientemente los poemarios: Ensayo sobre la rosa. Poesía selecta 1983-2008 (Lima: Universidad de San Martin de Porres, 2010) y Los canales de piedra. Antología mínima (Venezuela: Universidad de Carabobo, 2008). El 2007 Ediciones El Nocedal publica en Lima, Un pino me habla de la lluvia, y el 2006 El Fondo de Cultura Económica edita, Iguana (libro que lleva ilustraciones del pintor peruano Jorge Valdivia Carrasco). En el 2005 aparecen dos libros: una edición bilingüe de sus poemas traducidos al inglés, A Sparrow in the House of Seven Patios (Un gorrión en la casa de los siete patios) (New York: The Latino Press), y Los muslos sobre la grama (Buenos Aires: La Bohemia). El 2003 la Universidad de Puebla, México publica la plaqueta, Cuervos, y el 2002, El Tucán de Virginia, El cielo que me escribe. Lumbre de la letra se publica en Lima en 1997, Mi cuervo anacoreta en Chile en 1994, Poemas para violín y orquesta en México en 1991. El Instituto Nacional de Cultura del Perú publica, Imágenes los juegos en 1987. También ha publicado varias colecciones de libros de ensayos sobre poesía latinoamericana, antologías de poesía peruana, mexicana y latinoamericana, compilaciones críticas (sobre Antonio Cisneros y Carlos Germán Belli), libros de entrevistas a poetas latinoamericanos, traducciones de poesía al español, y ha sido editor y fundador de varias revistas literarias. Su poesía ha sido traducida al inglés, portugués, francés, árabe, e italiano. Es profesor de literatura latinoamericana en Hofstra University, Nueva York.

juan antonio canta

Cama Roja

Las voces del pasado dicen que nos integremos

en una opción política

y que esta juventud casquivana se disipa a sí misma

entre el alcohol y la melancolía.


Yo quisiera luchar en contra del capitalismo

pero veo al pueblo comunista.

Tantos años pasando el hambre de la esperanza

para rendirse al becerro de oro.


Cuando veo tus ojos son mis 68.

Lo demás ya no existe, tú lo haces mentira.


Son demasiado hermosos

para ser de derechas.

Compromiso político y

amor adolescente,

que más da…

Con hacer roja la cama

creo que será suficiente.

Así serán nuestros sueños

tan rojos que un día

seremos valientes.


La sábana en la ventana

para que todos la vean

y nuestra cama tan roja,

la cama tan roja, …


El ocaso sobre la marea.


Tan solamente creo en la belleza de tu cuerpo

que se marchita al ritmo de la caja del reloj.

No empuñaré más rifle que mi sexo tan pequeño

para traerte de nuevo a mi lado.


Ojalá no pienses que mi desengaño es pereza.

Mi memoria me demuestra

lo estéril de la lucha burocrática.


Pienso que tras las grandes revoluciones racionales

se restaura sonriendo el orden anterior

y los que murieron a manos de rebeldes

pudieron engendrar a ese Mesías que no viene,

así que déjame decirte

que entre lo malo y lo peor

yo no elijo nada y sigo soñando.


Cuando veo tus ojos son mis 68.

No pueden hacer nada frente a un colt 45.

Tengo unas figurillas que no se venden nada

pero son tan hermosas que ya no me da miedo

y tampoco a ti.


Con hacer roja la cama

creo que será suficiente.

Así serán nuestros sueños

tan rojos que un día

seremos valientes.

La sábana en la ventana

para que todos la vean

y nuestra cama tan roja,

la cama tan roja, …

El ocaso sobre la marea.



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Copla del Viudo del Submarino

Mi novia se fue en un barco

en la Segunda Guerra Mundial

y un submarino de Hitler

mandó ese barco al fondo del mar.

Mi novia era bonita,

el barco era español,

por un error de distancia

Rodolfo Hitler me destrozó.


Nunca he podido olvidarla,

mi novia era fenomenal.

Siempre que pelo una gamba

recuerdo su forma de besar.


Y cuando pelo un centollo,

langosta o langostino

me acuerdo de que soy viudo.

Yo soy el viudo del submarino.


EN EL FONDO DEL MAR TENGO YO

UNA NOVIA EN SILENCIO.

UN POQUITO DE PESCAITO FRITO

ME TRAE SU RECUERDO.

LE PREGUNTO A TODAS LAS ALMEJAS

SI ALGUNA LA HA VISTO.

ES MI PENA MÁS LARGA

QUE LA BARBA DE JESUCRISTO.


CUANDO LLEGA EL VERANO ME VOY

A LLORAR HASTA FUENGIROLA.

SOY UN PRESO QUE TIENE LA BOLA

EN EL FONDO DEL MAR.

TORREBENALMADENA
SABE QUE NO QUIERO NA

MAS QUE VER A MI NOVIA VOLVER

DEL FONDO DEL MAR.

Estudio cartografía

e hice la mili como hombre-rana

y sé más nombres de peces

que el dueño de una pescadería.


Me enrolé en el Calipso.

Me ha adoptado Jacques Cousteau

y cuando bajó al abismo

su batiscafo, dentro iba yo.


Nunca he podido olvidarla.

Tal vez ya sea sólo coral.

Tal vez alguna ballena

la haya cubierto de gris ámbar.


Que las matas la arropen,

que las estrellas la alumbren,

que sean los equinodermos

dulces y tiernos,

como es costumbre.

EN EL FONDO DEL MAR TENGO YO

UNA NOVIA EN SILENCIO.

UN POQUITO DE PESCAITO FRITO

ME TRAE SU RECUERDO.

LE PREGUNTO A TODAS LAS ALMEJAS

SI ALGUNA LA HA VISTO.

ES MI PENA MÁS LARGA
QUE LA BARBA DE JESUCRISTO.

CUANDO LLEGA EL VERANO ME VOY

A LLORAR HASTA FUENGIROLA.

SOY UN PRESO QUE TIENE LA BOLA

EN EL FONDO DEL MAR.

TORREBENALMADENA

SABE QUE NO QUIERO NA

MAS QUE VER A MI NOVIA VOLVER

DEL FONDO DEL MAR.




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Juan Antonio Castillo (Córdoba, 1966 - Madrid, 1996)

Más conocido como Juan Antonio Canta, nació en la ciudad de Córdoba, capital de la provincia homónima de Andalucía, España; fue un canta-autor tremendamente talentoso. Durante la segunda mitad de los años ochenta y principios de los noventa, lideró como cantante y guitarrista la banda El pabellón Psiquiátrico que presentó los siguientes trabajos: La primera en la frente (1987), Somos dos lactantes (1988), Tongo banana (1990), Pabellón psiquiátrico (1991) y la compilación Lo más salvaje 1987 - 1992 (1992). Pero fue en el año 1996 cuando se dio a conocer su fama con el tema El Rap de los 40 limones perteneciente a su único álbum solista Las increíbles aventuras de Juan Antonio Canta (Polygram discos, 1996). Por problemas de depresión, se suicidó el 22 de diciembre de ese mismo año.