osvaldo aguirre

El sueño de las casuarinas

Mirá

lo que son

las cosas:

se duerme

una rama

en las casuarinas.


Y no está

podrida,

nada.


Se duerme después
de una vigilia de años

—desde que vinieron

los albañiles de Bogado

y se hizo la casa

están esas plantas.


Así dicen
los paisanos.

La piedra bárbara

no dejó espiga

en pie,

el tornado

se llevó techos

y silos en el pueblo,

tumbó al tren

de la madrugada

en Juan B. Molina

pero las casuarinas

ni se mosquearon.


¿Las casuarinas?
Hacían de cuenta

que un sol radiante

las limpiaba.


Y ahora, así dicen

los que saben,

se duerme una rama.

Según he visto,

les ataca de pronto

entre octubre

y diciembre: mirá

cómo son

las cosas.


La primera vez
me di cuenta

porque la yegua.

Fue un estruendo:

la rama callada

en el suelo,

no podrida ni nada,

y en las otras

el silbido de la brisa,

como velándola.


Y desde que vinieron

los albañiles —de antes,

porque no había más

que tierra y animales

cuando sembraron,


en dos hileras enfrentadas,

esas plantas.


Cuando la sienten

dormirse, dicen,

carpinteros, palomas,

calandrias, caseros,

todos dejan el nido,

porque en el suelo

no ofrece abrigo.


Y las otras silban,

estremecidas

por la brisa.


Como una ramita,
como una hoja

que se quiebra,

como un yuyo

que uno corta

y se lleva a la boca.


Mirá
lo que son

las cosas:

cuando el casero

mezcla barro y paja

en una rama extraña

anuncia el sueño

de la casuarina.


Y me di cuenta

porque la madrina,

la campana guiando

a locas el potrillo,

y el llanto de los perros,

como si hubieran visto

al mismo diablo.


Pasó varias veces

la lluvia grande,

pasaron las tormentas

más tremendas,

la piedra y todos

los vientos conocidos.

Para las casuarinas,

como una noche

serena y de cielo

sembrado de estrellas.

Esa rama silbaba,

se quejaba, crujía,

según, con las otras,

pero ahí estaba,

despierta, como nueva.


Y cuando comenté

me contaron

que los paisanos dicen

que a lo mejor se cansan

de tanto trabajo

con el viento y el agua,

que no es joda,

o se agotan con la vigilia,

y que lo cierto

es que de pronto,

de un día para el otro,

se quedan dormidas.


Mirá
lo que son

las cosas:

mirá

cómo son.



El sueño de las casuarinas pertenece al poemario Lengua natal (Ediciones En Danza, 2007)


----------

Osvaldo Aguirre (1964, Colón)

Osvaldo Aguirre nació en Colón, provincia de Buenos Aires. A parte de poesía, Osvaldo publicó novelas, cuentos, crónicas, investigaciones periodísticas y participó en dos antologías: Poesía en la fisura (1995) y Tres décadas de poesía argentina 1976-2006 (2006). Los poemarios de Osvaldo son: Las vueltas del camino (1992), Al fuego (1994), Narraciones extraordinarias (plaqueta, 1999), El general (2000), Ningún nombre (plaqueta, 2005), Lengua natal (Ediciones En Danza, 2007), Campo Albornoz (Casa Editorial HUM, 2010) y Tierra en el aire (Gog y Magog ediciones, 2010).

No hay comentarios:

Publicar un comentario