santiago sylvester

(Fernando VI)

HAY indicios de caligrafía en ese charco, pedazos de

sintaxis

en el humo de los automóviles,

escritura suelta: como la brusquedad con que camina esa chica

empujada desde adentro.

Traen alivio estas señales: las prefiero

al silencio: frases como un resto marino

que dan intensidad a estos retazos.

Leo, directo, indago el borde

por donde todo quiere huir: no dejo nada en paz;

y cuando esa chica se pierde calle abajo,

aquí no queda nada, ni siquiera yo: el que entiende qué ha

quedado.

----------

DE todas las teorías, la que más me intriga es la de la

reencarnación: no

por lo improbable de haber sido hugonote

o coliflor en una huerta etrusca,

sino por la sugerencia implícita de que

cada uno de nosotros merece haber sido otra cosa.

Hablo de merecimientos: la insistente sucesión que viene

desde lejos: el que es, el que

pudo haber sido

o para averiguarlo con ejemplos: el que quiere el bien y hace

el mal, el que tala un bosque y

ronca bajo el agua,

el que degüella la gallina para la cena pascual,

el que se disgrega en la noche con las canciones de la buena

nueva: o

el que, como cualquiera de nosotros, ha heredado un error.

Hasta que nos retiramos juntos hacia un rumbo inesperado,

y ahí queda la pregunta de si es útil buscarnos en la ceniza

funeraria donde, todos revueltos, estamos inventando

un porvenir.

----------

(balcón hacia un centro de manzana)

COMPARO esta tormenta con

la que caía encajonada en San Lorenzo: me mojo

con ambas y así voy entrando en este juego

de olvido y resurrección: pero la memoria

no elige tanto como parece: me elige siempre a mí, soy el que

se moja con las dos tormentas,

el que olfatea

y ahí empieza el verano,

el que tampoco elige su mojazón, el que oye la copla:

que llueva sobre mí

agüita en el peladar,

y el que contesta con los pulmones llenos de una gran

confianza.

Que llueva sobre mí: de dos tormentas haremos el eje

y también la periferia.

Los 3 poemas pertenecen al poemario Calles (Ediciones del dock, 2004).

----------

Santiago Sylvester (1942, Salta)
Estudió Derecho en Buenos Aires, residió casi veinte años en Madrid y actualmente vive en Buenos Aires. Por su poesía ha recibido, entre otros, los premios Sixto Pondal Ríos, el del Fondo Nacional de las Artes, el 3° Premio Nacional de Poesía, el Jaime Gil de Biedma y el Gran Premio Internacional Jorge Luís Borges. También ha recibido en España el premio Ignacio Aldecoa por su libro de cuentos La prima carnal (1986). En 2003 publicó el ensayo Oficio de lector. Su vasta producción poética está comprendida por: En estos días (1963), El aire y su camino (1966), Esa frágil corona (1971), Palabra internacional (1974), La realidad provisoria (1977), Libro de viaje (1981), Perro de laboratorio (1987 – Reeditado por Ediciones del dock recientemente), Entreacto (antología de la colección ICI-Quinto Centenario, de Madrid – 1990), Escenarios (1993), Café Bretaña (1994), Antología poética (en la colección de Poetas Argentinos Contemporáneos, del Fondo Nacional de las Artes – 1996), Número impar (1998), El punto más lejano (1999), Calles (Ediciones del dock, 2004), El reloj biológico (Ediciones del dock, 2007) y La palabra y (Ediciones del dock, 2010). Recientemente ha colaborado en el libro de ensayos acerca de Héctor Viel Témperley (Ediciones del dock, 2011).

jorge presa loustau

I

Escondido, detrás de las cejas
mirar ese mundo impávido,
los sueños, de nada sirven,
la coraza.
Temblar inmóvil sobre la tierra
que exhala un agrio temor
y dormir despierto,
y vivir durmiendo.
Sólo, cansado de ver,
solo el ojo moviéndose:
tristeza, violencia, desamor,
dosificando las faltas de la vida,
craneal
el próximo movimiento,
decirle al ojo que solo mire
sin mirar, sin penetrar,
el mundo.
Escondido, las cejas
protegiéndome del silencio
alejándome de la vida.

-------------------
V

Que la lluvia me abrase
con su olor a flor marchita
cuando camine en silencio
hacia tu boca de risa.
Que la vívida gota
desate el áspero nudo
almidonado y rústico
de mi fría garganta.

Que la sigilosa gota
una mil veces tu boca
con mis cautos y tristes
labios, que te esperan.

Que tu lengua me hiera, así,
con su suavidad melosa,
con tu puñal de diosa.
Que tu boca sea boca.

-------------------
VI

Procesión de palabras turbulentas,
interiores voces paralelas,
la grave interferencia encontraremos
entre los cuerpos delgados, rígidos.
Sonará esta noche una aventura,
negra sombra de nimias calaveras.
El sentir fangoso, fuego, leña,
y las claves polvorientas de la tierra.

Turbulenta anemia de palabras,
encantados huesos del infierno
chocando entre los nervios de la tumba
y las negras escaleras hacia el cielo.
Cuando la blanca vela se enceguezca
de mis iris el temblor
entre calcinadas sombras morirá,
un fúnebre silencio sentiremos,
de los cuerpos un amor desterrado.

-------------------
VII

Retumbando, el silencio sigue
a lo largo de los años,
en cada mañana impaciente,
en cada éxodo sudoroso;
ya no soporto la lágrima
concienzuda y tosca
que divaga sobre el terreno
seco y árido
de mi piel apática
de los miedos de siempre.
Escuchar el silencio,
ser y no ser, al mismo
tiempo, en el mismo paso
hacia adelante y hacia atrás;
ese silencio que hace hablar
a mis huellas sin tierra,
a mis canciones sin letras.
Retumba, resuena, revive
en mí un despertar dormido,
cada vez que el silencio
hace catarsis conmigo,
con mi desesperación a flor de piel.
El silencio despierta
al centinela invertebrado
que corroe mis sienes,
que dispara flechas negras
en mi cabeza sangrienta.

-------------------
VIII

Nos encontramos perdidos
en este laberinto infernal,
estamos condenados
a esta cruz carnal.
Somos cuerpos
deambulando sin pensar.
Por un minuto de paz
cambiamos todo lo que es fatal,
estamos aturdidos
por esta soledad real.
Somos lo que podemos,
Deambulando sin pensar.

-------------------
IX

Oscuridad.
Nada puedo ver.
Puedo sentir, sin embargo,
una tremenda profundidad,
una negra capa extensa
capaz de cegar todo a su alrededor.
Pero no es tan poderosa como para
opacar ciertos destellos.
Hay puntos destellantes,
están ahí, entre toda la gran
Oscuridad.


Estos seis poemas de Jorge Presa Loustau corresponden a la plaquett Desde el fondo (Melón editora, 2012 - Buenos Aires).


----------
Jorge Presa Loustau (1988, Montevideo)
Nació en la ciudad de Montevideo, ciudad en la que siempre vivió. Estudió profesorado de literatura e inglés. Se desempeñó como profesor de educación secundaria. Publicó la plaquett de poesía Desde el fondo (Melón editora, 2012 - Buenos Aires). Pertenece a la Generación del 11 de Uruguay.